El Vivir Bien en Bolivia: una aproximación a partir del bienestar subjetivo y el desarrollo humano

Los paradigmas evaluativos de las políticas públicas de modelos
de desarrollo basados en la globalización y el libre mercado como
mecanismo de asignación de recursos, han sido blanco de severas
críticas, sobre todo por los escasos resultados en la reducción de la
desigualdad y exclusión social, derivando esto en diversas propuestas
que plantean desde la humanización del capitalismo introduciendo valores
de solidaridad y responsabilidad social en la gestión económica, hasta
otros más radicales que plantean incluso el cambio del modelo
económico.1
El cuestionamiento de seguir utilizando
únicamente el ingreso per cápita como indicador de riqueza, bienestar y
en definitiva de satisfacción, es cada vez mayor. La población se siente
cada vez menos representada con tal indicador, ya que la riqueza o
ingreso no se distribuye uniformemente al interior de los países entre
los habitantes del mismo, por ejemplo, el año 2010 en América Latina y
el Caribe, el 40% de los hogares más pobres captaban en promedio el 16%
de los ingresos totales producidos, en tanto que el 10% de los hogares
más ricos, concentraban en promedio el 33% de los ingresos totales2,
reflejando esto una desmedida desigualdad.
Desde casi mediados del siglo anterior se pudieron identificar cinco tendencias: la primera de ellas surge durante la década de los años setenta, planteando una construcción de indicadores sociales y una concepción de calidad de vida basada en la pose¬sión de un grupo de bienes, servicios y satisfactores3; la segunda de ellas repara en la expansión de capacidades de los seres humanos; la tercera tendencia destaca que las necesidades van más allá de los aspectos materiales y, por tanto, el ingreso o pro¬ducto resulta insuficiente para medir el grado de insatisfacción; la cuarta está relacionada con el desarrollo en base a una eco¬nomía sustentable, y, finalmente, la última tendencia apunta al bienestar subjetivo, el cual pone en relieve que el progreso debe concebirse en función al bienestar de las personas y esto debe reflejarse en indicadores tales como la felicidad, la satisfacción con la vida, y los estados afectivos positivos entre otros.
Desde América del Sur y una perspectiva propuesta por movi¬mientos campesinos e indígenas, surgieron iniciativas para la construcción de indicadores que midan el bienestar de las per¬sonas de manera distinta a la tradicional, que parten de visiones holísticas de la realidad, e intentan un ensamblaje entre la so¬ciedad, economía y naturaleza en el marco del reconocimiento a la pluralidad de situaciones económicas, culturales y políticas. Es así que el año 2007 en Bolivia y 2008 en Ecuador, se plan¬tearon las nociones del Vivir Bien y Buen Vivir respectivamente, ambas ya posicionadas en el ámbito ideológico y contestatario a la globalización, constituyen referentes para guiar las políticas planteadas en los planes de desarrollo y se ajustan a la medición de la calidad de vida o bienestar subjetivo.
El Vivir Bien concibe el bienestar desde horizontes tanto mate¬riales como intangibles (afectividad, medio ambiente, solidaridad y vida comunitaria entre otros)4, por lo que debe contemplar su sistematización e interrelación en estos diferentes ámbitos para reflejar su verdadero carácter integral holístico capaz de abar¬car situaciones no homogéneas, tanto en lo cultural, económico, político y social. En este sentido, y desde la perspectiva de la gestión de políticas públicas que están orientadas a lograr el Vi¬vir Bien y considerándolo como situación de realización multidi¬mensional, se hace evidente esfuerzos para lograr su medición.
Midiendo el Vivir Bien a partir del bienestar subjetivo
Este trabajo tiene el objetivo de lograr una medición del bienes¬tar subjetivo a partir del Vivir Bien, indagando sobre los estados internos de los individuos en relación a la percepción que tie¬nen sobre su propia vida, se tratan de auto-reportes de carácter retrospectivo de satisfacción o felicidad generalizada o concer¬niente a un dominio específico con la vida. Pretendiendo con ello, primero, mostrar lo que la gente entiende por vivir bien y, segundo, visibilizar diferencias entre distintos grupos de la po¬blación.
Se utilizó para ello la Encuesta de Movilidad y Estratificación So¬cial (EMES), realizada por el PNUD el año 2009, como insumo para el Informe de Desarrollo Humano 2010, el cual incluyó una Sección sobre "Percepciones v Significados del Vivir Bien".
La EMES tiene alcance nacional y representatividad por área de residencia (urbana, rural) y piso ecológico con una muestra de 12,937 personas encuestadas. No obstante, para la mencionada sección son elegibles únicamente jefes de hogar, cónyuges o personas comprendidas entre 18 y 64 años de edad, una por ho¬gar, los que representan 3,412 entrevistados. La muestra efecti¬va es menor debido a la falta de respuesta en varias preguntas que componen dicho módulo.
La Sección 11 de la EMES está dividida en cinco módulos o do¬minios, todos ellos con preguntas abiertas que pretenden mos¬trar las percepciones y significados del Vivir Bien:
1) Módulo de satisfacción general.- Indaga a los informantes los tres aspectos que considera más importantes para vivir bien, seguido de la satisfacción y satisfacción anterior.
2) Módulo de satisfacción material.- Investiga los tres aspectos que se consideran más importantes en la satisfacción de las necesidades materiales.
3) Módulo de satisfacción afectiva.- Preguntas sobre los tres as¬pectos que se consideran más importantes en la satisfacción de sus necesidades afectivas.
4) Módulo de convivencia comunitaria.- Contiene entre las pre¬guntas los tres aspectos que se consideran más importantes para vivir en armonía con su comunidad.
5) Módulo de relación con la naturaleza.- Referida a las pregun¬tas de los tres aspectos que se consideran más importantes para vivir en armonía con la naturaleza.
Resultados de la EMES 2009
Los resultados obtenidos después del procesamiento del primer módulo son los más importantes de los cinco, ya que presenta la valoración de los entrevistados sobre los aspectos más relevantes que se consideran para Vivir Bien, además de medir el grado de satisfacción con tales.
Gráfico 1. Percepciones de lo que se necesita para vivir bien - Bolivia (14 categorías - %)
Una primera agrupación en 14 categorías muestra que lo más importante para los informantes de este módulo es tener o ac¬ceder a un trabajo, una de cada cuatro personas, representadas en su mayoría por los jefes de hogar, se refieren a este aspecto. En segundo lugar se encuentra la necesidad de tener una casa propia (16%), en tercer lugar gozar de una buena salud (15%), en cuarto lugar se encuentra la importancia de tener dinero, in¬dependientemente de la fuente (11%), y finalmente se destacan los servicios básicos, de entre los cuales el más importante es agua (8.6%). Con porcentajes menores, los entrevistados se re¬fieren a otras categorías de bienes tan diversos que van desde valores morales hasta comodidades, entre los cuales ocupando un noveno lugar se encuentra la educación (3.5%), lo cual im¬plicaría que ésta última ya no sería considerada como un factor determinante de movilidad social.
Aunque las respuestas dejan ver la amplitud de preferencias y necesidades de la población, no cabe duda que la mayoría de ellas en el corto plazo se concentran, sobre todo, en bienes materiales-económicos antes que en derechos sociales básicos.
Aspectos materiales, afectivos, comunitarios y relación con la naturaleza
El resto de los aspectos que indagan más específicamente acer¬ca de los bienes materiales, afectivos, convivencia comunitaria y relación con la naturaleza, presentan en cada uno de los mó¬dulos resultados particulares. Por ejemplo, en lo concerniente a los aspectos materiales que se requieren para Vivir Bien, los resultados revelan que casi el 50% de los entrevistados hacen hincapié en la necesidad de tener una vivienda que cuente con todos los servicios básicos, otro 30% hace referencia a la nece¬sidad de tener un trabajo o negocio propio, y un 10% señala la importancia de tener vehículo, sobre todo con fines de trabajo más que para uso personal.
Este resultado vuelve a denotar que, en cierta medida, el proble¬ma de vivienda y servicios básicos no está resuelto, lo cual pue¬de ser atribuido al crecimiento demográfico de la última década, que al margen de dificultar el acceso a una vivienda, también complica la extensión y provisión adecuada de los servicios bá¬sicos.
En lo concerniente a los resultados del dominio de aspectos afectivos, a los que sólo uno de diez jefes de hogar hizo refe¬rencia en la pregunta de aspectos generales, se aprecia que los encuestados manifestaron la necesidad de contar con amor y cariño, no precisamente familiar, sino como parte del compor¬tamiento del entorno para satisfacer las necesidades afectivas.
Mientras que para casi cinco de cada diez encuestados jefes de hogar el amor y cariño es importante, para casi dos lo son el respeto, paz y unidad, que en cierta medida se tratan de bienes comunitarios, como también el diálogo y la comprensión, y sólo uno de diez destaca la importancia del apoyo familiar.
Al analizar los resultados de los módulos de convivencia comu¬nitaria y relación con la naturaleza, el primero de ellos, mencio¬nado de forma indirecta en los aspectos generales y el segundo que ni logró ser mencionado de forma espontánea, dan a enten¬der, primero, una comprensión parcial del significado de vivir en comunidad y mucho más en áreas urbanas y, segundo, el débil vínculo que asocia una vida satisfactoria con un medio ambiente equilibrado.
La percepción sobre la importancia de la comunidad se mide a partir de la proximidad o lejanía de las cosas o valores que vinculan a las personas con la comunidad o la organización.5 Cuánto más individuales, se percibe menos importancia de la co¬munidad. Al contrario, valores como la confianza, participación, reconocimiento de autoridad o compromiso con la organización, revelan un papel activo de la comunidad en el bienestar de los hogares.
Los resultados con relación a este módulo en particular revelan que los hogares a nivel nacional priorizan los valores individua¬les antes que los comunitarios, sólo uno de cuatro hogares per¬cibe la importancia de contar con valores comunitarios para Vivir Bien.
En cuanto al énfasis especial que hace la filosofía del Vivir Bien en la reivindicación de la naturaleza como entidad suprema, la percepción de la población entrevistada respecto a los valores que generan la armonía con la naturaleza, muestra diferencias de acuerdo a la intensidad de la interacción. Por ejemplo, en el extremo más débil, casi un 50% de los hogares halla una coinci¬dencia de valores que se traduce en respeto y amor hacia la na-turaleza, y en el otro extremo, un 16% señala como necesarias tomar acciones más concretas para preservar la armonía con la naturaleza, como reciclar, mantener la limpieza y otros.
La satisfacción y el Vivir Bien como una aproximación al bienes¬tar subjetivo
Adicionalmente al análisis empírico y para cuantificar la satisfac¬ción de la vida como un todo, se estimó un índice del Vivir Bien6 como una aproximación al bienestar subjetivo, a partir de una cuantificación de la satisfacción de la vida como un todo7 relacio¬nado con los diferentes dominios o módulos que contiene dicha encuesta, en la que se utiliza una escala de satisfacción (valora- tiva) donde 1 significa: "Muy insatisfecho" y 10 "Muy satisfecho". De esta manera, se puede predecir el índice de Vivir Bien (bien¬estar subjetivo) condicionado a la satisfacción de las dimensio¬nes material, afectiva, de convivencia comunitaria y de relación con la naturaleza, asumiendo que las personas pueden ordenar la satisfacción en estos cuatro ámbitos y obtener una satisfac¬ción conjunta.8
El resultado permite apreciar (Gráfico 6) que, en promedio, los bolivianos están poco satisfechos con sus vidas, 3,74, o bien el índice del Vivir Bien promedio de los bolivianos alcanza a 3,74 en una escala de 1 a 10, lo cual denota insatisfacción con la vida en general.
En cuanto a las ponderaciones del modelo, se observa que los dominios que mayor satisfacción producen son los relacionados a los bienes económicos y los vinculados a la satisfacción afec¬tiva. En contraposición, tanto la convivencia comunitaria como la relación con la naturaleza, aunque son significativos, no tienen la misma importancia que los dos anteriores.
Considerando las características de los individuos, aspectos como la ruralidad, el ser indígena y ser mujer (véase Gráfico 7), hacen disminuir la satisfacción general, o bien, el índice de Vivir Bien, en tanto que mejores ingresos y, más aún, una buena calidad de la vivienda y equipamiento, incluso desplazan la satis¬facción que se alcanza únicamente con el ingreso.
Por tanto, mientras que en Bolivia no se cuenten con las condi¬ciones, bienes y servicios básicos necesarios, la población toda¬vía relacionará progreso, satisfacción o bienestar con los bienes económicos, entre los cuales el más importante es contar con una fuente laboral que le proporcione ingresos.
Asimismo, los resultados también son indicativos de que se ha llegado a un momento dialéctico en el cual se sabe que la solu¬ción no fue ni con el desarrollo unívoco y lineal de la moderni¬dad capitalista, pero tampoco con el fundamentalismo indígena, y más bien lo que se tiene es una adaptación que resulta de un proceso de construcción social que está comenzando a tomar conciencia en base al respeto a la naturaleza, a las diferencias culturales, y la solidaridad humana, que, precisamente, encaja con la convivencia comunitaria.
En tal sentido, los indicadores subjetivos van cobrando importancia, ya que el uso de los mismos como complemento de los indicadores objetivos provee de una herramienta y perspectiva más compleja para la toma de acciones y decisiones.
Milenka Figueroa Cárdenas
Investigadora del Informe sobre Desarrollo Humano y los ODM en el PNUD Bolivia.
1 Desde el ámbito académico destacan trabajos de Fehr (2000), como también desde entidades antiglobalización. Véase el informe de Neatam (2002).
2 Véase CEPAL (2012). Panorama Social de América Latina 2011 Chile - Santiago de Chile.
3 Entendiéndose como satisfactores los bienes de consumo que cubren las nece-sidades del ser humano.
4 Véase Plan Nacional de Desarrollo 2006 - 2010. Bolivia digna, soberana, pro¬ductiva y democrática, para Vivir Bien. La Paz, Bolivia.
5 Las percepciones de la población sobre la convivencia en comunidad o co¬munitaria depende crucialmente del contexto, de modo que la valoración de una organización se relaciona con la función en la que la complementación de bienes, servicios o la eficacia de la acción colectiva aumentan el bienestar de las personas.
6 Para la estimación se utilizó un marco metodológico combinado de las pro¬puesta de Cantrill, Van Praag y Ferrer-i-Carbonell, un modelo Logit Ordenado corregido por endogeneidad.
7 Véase Van Praag, Bernard (1968). Welfare functions and consumer behavior. A theory of rational irrationality. Ámsterdam: North Holland.
8 Dicha estimación proporciona los coeficientes o ponderaciones de cada dimen¬sión sobre la satisfacción general y, al mismo tiempo, reproduce puntos de corte en la misma escala original del Vivir bien (de 1 al 10). Otras especificaciones del modelo incluyen variables de control como edad, género, área de residencia y otros.
Desde casi mediados del siglo anterior se pudieron identificar cinco tendencias: la primera de ellas surge durante la década de los años setenta, planteando una construcción de indicadores sociales y una concepción de calidad de vida basada en la pose¬sión de un grupo de bienes, servicios y satisfactores3; la segunda de ellas repara en la expansión de capacidades de los seres humanos; la tercera tendencia destaca que las necesidades van más allá de los aspectos materiales y, por tanto, el ingreso o pro¬ducto resulta insuficiente para medir el grado de insatisfacción; la cuarta está relacionada con el desarrollo en base a una eco¬nomía sustentable, y, finalmente, la última tendencia apunta al bienestar subjetivo, el cual pone en relieve que el progreso debe concebirse en función al bienestar de las personas y esto debe reflejarse en indicadores tales como la felicidad, la satisfacción con la vida, y los estados afectivos positivos entre otros.
Desde América del Sur y una perspectiva propuesta por movi¬mientos campesinos e indígenas, surgieron iniciativas para la construcción de indicadores que midan el bienestar de las per¬sonas de manera distinta a la tradicional, que parten de visiones holísticas de la realidad, e intentan un ensamblaje entre la so¬ciedad, economía y naturaleza en el marco del reconocimiento a la pluralidad de situaciones económicas, culturales y políticas. Es así que el año 2007 en Bolivia y 2008 en Ecuador, se plan¬tearon las nociones del Vivir Bien y Buen Vivir respectivamente, ambas ya posicionadas en el ámbito ideológico y contestatario a la globalización, constituyen referentes para guiar las políticas planteadas en los planes de desarrollo y se ajustan a la medición de la calidad de vida o bienestar subjetivo.
El Vivir Bien concibe el bienestar desde horizontes tanto mate¬riales como intangibles (afectividad, medio ambiente, solidaridad y vida comunitaria entre otros)4, por lo que debe contemplar su sistematización e interrelación en estos diferentes ámbitos para reflejar su verdadero carácter integral holístico capaz de abar¬car situaciones no homogéneas, tanto en lo cultural, económico, político y social. En este sentido, y desde la perspectiva de la gestión de políticas públicas que están orientadas a lograr el Vi¬vir Bien y considerándolo como situación de realización multidi¬mensional, se hace evidente esfuerzos para lograr su medición.
Midiendo el Vivir Bien a partir del bienestar subjetivo
Este trabajo tiene el objetivo de lograr una medición del bienes¬tar subjetivo a partir del Vivir Bien, indagando sobre los estados internos de los individuos en relación a la percepción que tie¬nen sobre su propia vida, se tratan de auto-reportes de carácter retrospectivo de satisfacción o felicidad generalizada o concer¬niente a un dominio específico con la vida. Pretendiendo con ello, primero, mostrar lo que la gente entiende por vivir bien y, segundo, visibilizar diferencias entre distintos grupos de la po¬blación.
Se utilizó para ello la Encuesta de Movilidad y Estratificación So¬cial (EMES), realizada por el PNUD el año 2009, como insumo para el Informe de Desarrollo Humano 2010, el cual incluyó una Sección sobre "Percepciones v Significados del Vivir Bien".
La EMES tiene alcance nacional y representatividad por área de residencia (urbana, rural) y piso ecológico con una muestra de 12,937 personas encuestadas. No obstante, para la mencionada sección son elegibles únicamente jefes de hogar, cónyuges o personas comprendidas entre 18 y 64 años de edad, una por ho¬gar, los que representan 3,412 entrevistados. La muestra efecti¬va es menor debido a la falta de respuesta en varias preguntas que componen dicho módulo.
La Sección 11 de la EMES está dividida en cinco módulos o do¬minios, todos ellos con preguntas abiertas que pretenden mos¬trar las percepciones y significados del Vivir Bien:
1) Módulo de satisfacción general.- Indaga a los informantes los tres aspectos que considera más importantes para vivir bien, seguido de la satisfacción y satisfacción anterior.
2) Módulo de satisfacción material.- Investiga los tres aspectos que se consideran más importantes en la satisfacción de las necesidades materiales.
3) Módulo de satisfacción afectiva.- Preguntas sobre los tres as¬pectos que se consideran más importantes en la satisfacción de sus necesidades afectivas.
4) Módulo de convivencia comunitaria.- Contiene entre las pre¬guntas los tres aspectos que se consideran más importantes para vivir en armonía con su comunidad.
5) Módulo de relación con la naturaleza.- Referida a las pregun¬tas de los tres aspectos que se consideran más importantes para vivir en armonía con la naturaleza.
Resultados de la EMES 2009
Los resultados obtenidos después del procesamiento del primer módulo son los más importantes de los cinco, ya que presenta la valoración de los entrevistados sobre los aspectos más relevantes que se consideran para Vivir Bien, además de medir el grado de satisfacción con tales.
Gráfico 1. Percepciones de lo que se necesita para vivir bien - Bolivia (14 categorías - %)
Una primera agrupación en 14 categorías muestra que lo más importante para los informantes de este módulo es tener o ac¬ceder a un trabajo, una de cada cuatro personas, representadas en su mayoría por los jefes de hogar, se refieren a este aspecto. En segundo lugar se encuentra la necesidad de tener una casa propia (16%), en tercer lugar gozar de una buena salud (15%), en cuarto lugar se encuentra la importancia de tener dinero, in¬dependientemente de la fuente (11%), y finalmente se destacan los servicios básicos, de entre los cuales el más importante es agua (8.6%). Con porcentajes menores, los entrevistados se re¬fieren a otras categorías de bienes tan diversos que van desde valores morales hasta comodidades, entre los cuales ocupando un noveno lugar se encuentra la educación (3.5%), lo cual im¬plicaría que ésta última ya no sería considerada como un factor determinante de movilidad social.
Aunque las respuestas dejan ver la amplitud de preferencias y necesidades de la población, no cabe duda que la mayoría de ellas en el corto plazo se concentran, sobre todo, en bienes materiales-económicos antes que en derechos sociales básicos.
Aspectos materiales, afectivos, comunitarios y relación con la naturaleza
El resto de los aspectos que indagan más específicamente acer¬ca de los bienes materiales, afectivos, convivencia comunitaria y relación con la naturaleza, presentan en cada uno de los mó¬dulos resultados particulares. Por ejemplo, en lo concerniente a los aspectos materiales que se requieren para Vivir Bien, los resultados revelan que casi el 50% de los entrevistados hacen hincapié en la necesidad de tener una vivienda que cuente con todos los servicios básicos, otro 30% hace referencia a la nece¬sidad de tener un trabajo o negocio propio, y un 10% señala la importancia de tener vehículo, sobre todo con fines de trabajo más que para uso personal.
Este resultado vuelve a denotar que, en cierta medida, el proble¬ma de vivienda y servicios básicos no está resuelto, lo cual pue¬de ser atribuido al crecimiento demográfico de la última década, que al margen de dificultar el acceso a una vivienda, también complica la extensión y provisión adecuada de los servicios bá¬sicos.
En lo concerniente a los resultados del dominio de aspectos afectivos, a los que sólo uno de diez jefes de hogar hizo refe¬rencia en la pregunta de aspectos generales, se aprecia que los encuestados manifestaron la necesidad de contar con amor y cariño, no precisamente familiar, sino como parte del compor¬tamiento del entorno para satisfacer las necesidades afectivas.
Mientras que para casi cinco de cada diez encuestados jefes de hogar el amor y cariño es importante, para casi dos lo son el respeto, paz y unidad, que en cierta medida se tratan de bienes comunitarios, como también el diálogo y la comprensión, y sólo uno de diez destaca la importancia del apoyo familiar.
Al analizar los resultados de los módulos de convivencia comu¬nitaria y relación con la naturaleza, el primero de ellos, mencio¬nado de forma indirecta en los aspectos generales y el segundo que ni logró ser mencionado de forma espontánea, dan a enten¬der, primero, una comprensión parcial del significado de vivir en comunidad y mucho más en áreas urbanas y, segundo, el débil vínculo que asocia una vida satisfactoria con un medio ambiente equilibrado.
La percepción sobre la importancia de la comunidad se mide a partir de la proximidad o lejanía de las cosas o valores que vinculan a las personas con la comunidad o la organización.5 Cuánto más individuales, se percibe menos importancia de la co¬munidad. Al contrario, valores como la confianza, participación, reconocimiento de autoridad o compromiso con la organización, revelan un papel activo de la comunidad en el bienestar de los hogares.
Los resultados con relación a este módulo en particular revelan que los hogares a nivel nacional priorizan los valores individua¬les antes que los comunitarios, sólo uno de cuatro hogares per¬cibe la importancia de contar con valores comunitarios para Vivir Bien.
En cuanto al énfasis especial que hace la filosofía del Vivir Bien en la reivindicación de la naturaleza como entidad suprema, la percepción de la población entrevistada respecto a los valores que generan la armonía con la naturaleza, muestra diferencias de acuerdo a la intensidad de la interacción. Por ejemplo, en el extremo más débil, casi un 50% de los hogares halla una coinci¬dencia de valores que se traduce en respeto y amor hacia la na-turaleza, y en el otro extremo, un 16% señala como necesarias tomar acciones más concretas para preservar la armonía con la naturaleza, como reciclar, mantener la limpieza y otros.
La satisfacción y el Vivir Bien como una aproximación al bienes¬tar subjetivo
Adicionalmente al análisis empírico y para cuantificar la satisfac¬ción de la vida como un todo, se estimó un índice del Vivir Bien6 como una aproximación al bienestar subjetivo, a partir de una cuantificación de la satisfacción de la vida como un todo7 relacio¬nado con los diferentes dominios o módulos que contiene dicha encuesta, en la que se utiliza una escala de satisfacción (valora- tiva) donde 1 significa: "Muy insatisfecho" y 10 "Muy satisfecho". De esta manera, se puede predecir el índice de Vivir Bien (bien¬estar subjetivo) condicionado a la satisfacción de las dimensio¬nes material, afectiva, de convivencia comunitaria y de relación con la naturaleza, asumiendo que las personas pueden ordenar la satisfacción en estos cuatro ámbitos y obtener una satisfac¬ción conjunta.8
El resultado permite apreciar (Gráfico 6) que, en promedio, los bolivianos están poco satisfechos con sus vidas, 3,74, o bien el índice del Vivir Bien promedio de los bolivianos alcanza a 3,74 en una escala de 1 a 10, lo cual denota insatisfacción con la vida en general.
En cuanto a las ponderaciones del modelo, se observa que los dominios que mayor satisfacción producen son los relacionados a los bienes económicos y los vinculados a la satisfacción afec¬tiva. En contraposición, tanto la convivencia comunitaria como la relación con la naturaleza, aunque son significativos, no tienen la misma importancia que los dos anteriores.
Considerando las características de los individuos, aspectos como la ruralidad, el ser indígena y ser mujer (véase Gráfico 7), hacen disminuir la satisfacción general, o bien, el índice de Vivir Bien, en tanto que mejores ingresos y, más aún, una buena calidad de la vivienda y equipamiento, incluso desplazan la satis¬facción que se alcanza únicamente con el ingreso.
Por tanto, mientras que en Bolivia no se cuenten con las condi¬ciones, bienes y servicios básicos necesarios, la población toda¬vía relacionará progreso, satisfacción o bienestar con los bienes económicos, entre los cuales el más importante es contar con una fuente laboral que le proporcione ingresos.
Asimismo, los resultados también son indicativos de que se ha llegado a un momento dialéctico en el cual se sabe que la solu¬ción no fue ni con el desarrollo unívoco y lineal de la moderni¬dad capitalista, pero tampoco con el fundamentalismo indígena, y más bien lo que se tiene es una adaptación que resulta de un proceso de construcción social que está comenzando a tomar conciencia en base al respeto a la naturaleza, a las diferencias culturales, y la solidaridad humana, que, precisamente, encaja con la convivencia comunitaria.
En tal sentido, los indicadores subjetivos van cobrando importancia, ya que el uso de los mismos como complemento de los indicadores objetivos provee de una herramienta y perspectiva más compleja para la toma de acciones y decisiones.
Milenka Figueroa Cárdenas
Investigadora del Informe sobre Desarrollo Humano y los ODM en el PNUD Bolivia.
1 Desde el ámbito académico destacan trabajos de Fehr (2000), como también desde entidades antiglobalización. Véase el informe de Neatam (2002).
2 Véase CEPAL (2012). Panorama Social de América Latina 2011 Chile - Santiago de Chile.
3 Entendiéndose como satisfactores los bienes de consumo que cubren las nece-sidades del ser humano.
4 Véase Plan Nacional de Desarrollo 2006 - 2010. Bolivia digna, soberana, pro¬ductiva y democrática, para Vivir Bien. La Paz, Bolivia.
5 Las percepciones de la población sobre la convivencia en comunidad o co¬munitaria depende crucialmente del contexto, de modo que la valoración de una organización se relaciona con la función en la que la complementación de bienes, servicios o la eficacia de la acción colectiva aumentan el bienestar de las personas.
6 Para la estimación se utilizó un marco metodológico combinado de las pro¬puesta de Cantrill, Van Praag y Ferrer-i-Carbonell, un modelo Logit Ordenado corregido por endogeneidad.
7 Véase Van Praag, Bernard (1968). Welfare functions and consumer behavior. A theory of rational irrationality. Ámsterdam: North Holland.
8 Dicha estimación proporciona los coeficientes o ponderaciones de cada dimen¬sión sobre la satisfacción general y, al mismo tiempo, reproduce puntos de corte en la misma escala original del Vivir bien (de 1 al 10). Otras especificaciones del modelo incluyen variables de control como edad, género, área de residencia y otros.
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